Estaño

ELEMENTO 50

Estaño

50

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¿Quién sabe cómo sucedió? Tal vez sea fácil de imaginar y difícil de comprobar, pero en una época en la que el cobre era la gloria, a alguien se le ocurrió mezclarlo con estaño y la era cambió: había llegado la Era del Bronce. Gracias a la dureza de este nuevo metal se dejó atrás […]

¿Quién sabe cómo sucedió? Tal vez sea fácil de imaginar y difícil de comprobar, pero en una época en la que el cobre era la gloria, a alguien se le ocurrió mezclarlo con estaño y la era cambió: había llegado la Era del Bronce. Gracias a la dureza de este nuevo metal se dejó atrás la Era del Cobre, y su surgimiento fue un punto de inflexión en la historia del estaño, que hasta el momento pasaba inadvertido. 

Como consecuencia, la demanda de estaño aumentó; lamentablemente, los usos del estaño en aquellos tiempos estuvieron relacionados, casi en su totalidad, con la fabricación de material bélico: las primeras espadas, los escudos y armaduras eran forjados en bronce. Por suerte siempre había alguien usándolo con fines artísticos, confeccionando ornamentos y elementos funerarios que destacaban la posición social de quien los portaba.

Aunque el bronce era la opción más utilizada, también existían objetos realizados únicamente con estaño. Sin embargo, no son tan fáciles de encontrar, principalmente porque tanto su conservación como su estudio se ven afectados por la llamada “peste del estaño”. A bajas temperaturas, esta peste provoca cambios en su estructura molecular y hace que de un estado sólido y de color blanco pase a un color gris y se convierta con frecuencia en polvo. Si no pregúntenle a Napoleón lo que sucedió con los botones de estaño que “cerraban” los pantalones y abrigos de sus soldados durante la guerra en Rusia.

Toda esta fiebre del estaño tuvo un freno repentino ante la llegada del hierro, que trajo consigo otro cambio de era, no sólo por el hecho de ser más fuerte que el bronce, sino también por su abundancia en la naturaleza. Pero el estaño no fue olvidado: muchos años después recuperó ese lugar de privilegio entre los elementos más solicitados a partir de la creación de las latas de conserva. 

Este nuevo auge provocó cierta polémica en cuanto a su extracción debido a que las minas de estaño son cada vez más escasas. La gran mayoría se encuentran en países del sudeste asiático con altísima inestabilidad política, lo que llevó a la fundación del Comité Internacional del Estaño para prevenir las excesivas variaciones en su precio y controlar su abastecimiento.

Si pensamos en los tiempos que corren, se lo utiliza principalmente en la soldadura de partes y circuitos eléctricos utilizados en computadoras y smartphones, entre otros dispositivos que forman parte de nuestra vida cotidiana. Además, se están explorando nuevos usos en el campo de la electrónica, y, aleado con el niobio, tiene mucho potencial en la construcción de imanes superconductores que al activarse producen un campo magnético muy intenso. Tan intenso que puede utilizarse en giroscopios para navegación aeroespacial, así como en instrumentales de resonancia magnética. 

Tal vez deberíamos reflexionar un poco acerca de las cualidades del estaño, un elemento considerado débil por sí solo, pero que con otros se fortalece. Mediador entre partes, en pos de generar avances extraordinarios. Que brinda lo mejor de sí para potenciarse y mejorar con el otro. ¿Qué sucedería si nos propusiéramos encontrar nuestro aliado en la ciencia? ¿Cambiaríamos una era? Es el momento de averiguarlo.