¿En qué se parecen una katana, un tanque, un rascacielos y una planta de porotos? Todas estas cosas tienen algo en común: molibdeno. El elemento 42 de la tabla es como el personaje que conspira en las sombras para que las cosas funcionen. Un espía inesperado cuyo nombre incluso produce confusión: molybdos significa “plomo” en griego.
Sin embargo, el molibdeno tiene una importancia subterránea que lentamente ha sido desterrada en las ciencias. Las plantas de porotos, garbanzos y otras legumbres poseen moléculas que usan el molibdeno para transformar gases en nutrientes. Esta condición lo convierte en un elemento esencial para la vida, el segundo metal más importante después del magnesio de la fotosíntesis. Y a pesar de que los químicos del siglo XVIII lo seguían confundiendo con plomo o con grafito, en el Japón feudal un maestro espadachín ya lo había utilizado para hacer las más resistentes y durables katanas que se conocen. Tristemente, este fue uno de los enigmas mejor guardados de los antiguos samurais y debió redescubrirse sólo hace algunos años.
Los europeos regresaron en la búsqueda del molibdeno en momentos de necesidad casi por casualidad. Durante la Primera Guerra Mundial, los alemanes necesitaban tungsteno para hacer aleaciones resistentes de acero, si no, sus monumentales tanques eran destruidos. Pero el suministro de tungsteno se había agotado. En búsqueda de alternativas, unos empresarios recordaron un cerro perdido en Colorado, Estados Unidos, lleno del primo químico del tungsteno: el molibdeno. Se les ocurrió probar la mezcla, que además resultaba más barata y liviana que su tradicional receta para hacer acero. Esos tanques, conocidos como Big Berthas, revolucionaron la batalla e incluso invadieron París con inusitada eficiencia. El molibdeno era su secreto.
El molibdeno, en su papel secundario de bajas concentraciones (aproximadamente 2%), se volvió un elemento necesario para producir el acero ya que aumenta la resistencia de las aleaciones que se usan en edificios, aviones, submarinos e incluso transbordadores. Su elevado punto de fusión, así como su sorprendente versatilidad como mineral, lo hacen ideal para llevarnos por el universo. Incluso puede encontrarse gratis, porque países como Chile tienden a no cobrar por él. El molibdeno sigue siendo un agente subvalorado a pesar de su relevancia.
Sin volverse protagonista, este elemento presenta otras sorpresas, como en la producción de su vecino el tecnecio. El molibdeno puede ayudar a salvar vidas en forma de Tc-99, usado en medicina nuclear y producto del decaimiento del Mo-98.
Un elemento sorprendentemente útil, que con sólo una diminuta participación en cada historia logra cambiar su trayectoria. Su enigmática presencia en la naturaleza, en la tecnología y en nuestras vidas es capaz de transformarlas, así como tal vez, ser la respuesta por descubrir de la vida, el universo y todo lo demás.