Bario

ELEMENTO 56

Bario

56

3min

De amores barios

Querido diario: 

Hace mucho que no te escribo y hoy me he sentido en la necesidad de hacerlo ya que me encuentro con sentimientos barios.

En primer lugar, quería contarte que estoy muy enfadado con mi nombre. Mis compañeros me hacen bullying y me dicen todo el tiempo que soy un denso. Yo entiendo que mi nombre en griego significa “pesado”, pero no es justo que me juzguen así. ¡Si tan solo hubiese tenido una v en lugar de una b, todo sería tan distinto! “Vario”: la capacidad de adaptarse, cambiar según las circunstancias, vestir distintos ropajes. También podría haber sido “Ovario”: las agallas de toda mujer, el sitio que aporta la mitad de la carga genética de toda la humanidad. ¡Pero no! Por ser denso o por fundamentalistas del “bueno, bonito, barato”, me anotaron en la IUPAC (algo así como el registro civil de los elementos químicos) como “Bario”. ¡Una desilusión total! ¡Y encima ahora todos se burlan de mí!

Cambiando a un tema más feliz, te quería contar que he empezado barias relaciones amorosas: estamos saliendo con el carbonato y juntos somos veneno para roedores;  mantengo un affaire con el nitrato y como fuego artificial funcionamos bárbaro. A su vez, últimamente coqueteo con el cloruro, quien me insiste en que juntos haríamos un buen dúo, pero creo que nuestra relación sería un poco tóxica. 

Yo ya sé que muchos le escapan a la poligamia y respeto a los nobles de la derecha de la tabla que prefieren estar solos. ¡Pero yo no puedo estar solo! ¡Soy muy reactivo! Viste que en la naturaleza nunca me encuentran libre… pasa que a mí la poligamia me da mucha estabilidad. 

Te estarás preguntando: “¿por qué estabilidad?”. Bueno, te cuento la historia. Un tal Lewis acertó al decir hace bastante que los elementos andamos bien si tenemos en nuestra última capa electrónica ocho electrones. Los que ya tienen este número se quedan tranquilos sin reaccionar prácticamente con nadie (como los nobles que ya te mencioné). Sin embargo, los que estamos a la izquierda de la tabla estamos lejos del número esperado (como yo, que en mi último orbital solo tengo dos electrones). Por eso, nos pasamos la vida haciendo nuestro mejor intento por encontrar a los aniones, quienes, al ser muy electronegativos, aceptarán estas partículas subatómicas de carga negativa y dejarán nuestra capa anterior con los ansiados ocho electrones.

Ahora entenderás por qué soy un romántico incurable, un enamorado que lo entrega todo y encara sus relaciones siempre en positivo (el resultado de sacarme de encima mis dos electrones). Sin embargo, debo confesarte que a veces me siento agobiado de tantas relaciones. Por eso, creo que armaré el bolso y me tomaré unas vacaciones. Sueño con el Caribe como destino, pero voy a ser más modesto, cuidar mi bolsillo e irme a pasear por el tracto digestivo. Allí, absorberé rayos X y seré un buen contraste con mi entorno; voy dispuesto a posar en todas las paradas en las que el bolo alimenticio se estacione (a pesar de que no soy modelo, los radiólogos dicen que saldré re lindo en todas las fotos que me tomen).

Pero querido diario, antes de despedirme, debo confesarte algo: andar solo no es lo mío. Por eso, si hay viaje o weekend en el intestino, el sulfato, mi compañero más incondicional, mi amante preferido, viene siempre conmigo.

Hasta la próxima,

Tu Bario

 

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