A veces imagino la tabla periódica como un gran edificio de departamentos, en cada uno de los cuales vive un elemento. En este edificio los elementos se cruzan, se encuentran y desencuentran, se frecuentan, se relacionan. Y las relaciones entre los elementos pueden ser, como las relaciones humanas, fogosas y explosivas o mesuradas y sensatas. Pueden liberar calor o enfriarnos el alma. Algunas son intensas, fuertes, otras superficiales e intrascendentes. Los elementos son, también como las personas, únicos. Cada uno con su identidad, su carácter, su propia reactividad.
En particular, en los departamentos del fondo de este edifício-tabla viven unos tipos introvertidos, a quienes que no les gusta relacionarse. Quizá por autosuficientes, creídos, o snobs; quién sabe, puede que sean simplemente muy tímidos. El tema es que son elementos sumamente solitarios y estables. Viven en el depto VIII del cuerpo A en todos los pisos, en condiciones normales de presión y temperatura su estado es gaseoso y son nobles y raros. En esta oportunidad, me detendré en el elemento que vive en el depto VIII A del quinto piso del gran edificio de los elementos: el Xenón.
Estoy convencida, y sin ningún fundamento científico, de que el Xenón es un elemento con cierta ‘conflictividad’. La primera sospecha de esta, acaso inconsistente, creencia está en su nombre: Xenón viene del griego ξενόν, que significa extraño. Con su capa de electrones de valencia completa es, inequívocamente, un gas noble, pero −forzado o tentado por algún albur− se combina con otros elementos. Tiene una cierta afinidad por el Flúor, aunque también reacciona con el Oxígeno, con el cual puede formar trióxido de Xenón, que incluso es explosivo. Son más de 80 los compuestos que contienen xenón y, si bien no es el único gas raro que forma compuestos, es el más propenso. Por eso, imagino al Xenón como un elemento más profundo de lo que parece a simple vista. Aunque inerte, en el fondo, le gusta relacionarse.
Cuando es excitado con una descarga eléctrica emite un brillo, que no podía ser sino, de un potente y nobiliario azul. También se usa como anestésico, pero es en iluminación de películas donde tiene su mayor presencia. Tan extraordinaria su actuación en el cine, que ha sido galardonado un Oscar: en 1984 obtuvo el Oscar al Mérito, por la gran confiabilidad, durabilidad y calidad de su luz. Es una estrella. Entre narcolepsia y cine es un elemento soñador.
Xenón, Xe, el revés de ex. No es algo que fue en algún pasado remoto (un ex-elemento), es un elemento que quizá sueña con ser otro, un elemento distinto, uno que podría haber sido.