Kriptón

ELEMENTO 36

Kriptón

36

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La medida justa.

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Kriptón, Kr, 36

No, este texto no habla del planeta de Superman, y tampoco se sabe bien qué estaban pensando Jerry Siegel y Joe Shuster cuando usaron este nombre. Nombre que, en realidad,  proviene de la palabra griega ‘kryptos’ que significa oculto. Sus descubridores, Sir William Ramsay y Morris Travers, lo llamaron así en 1898 dado que lo aislaron evaporando los componentes del aire líquido, y ahí, escondido entre las demás sustancias, estaba el kriptón.

Como todos los gases nobles, no reacciona químicamente con otros elementos para formar sustancias nuevas. Una característica interesante son sus brillantes líneas espectrales verdes y naranjas, por lo cual se lo utiliza en bombillas fluorescentes, flashes para fotografías de alta velocidad, láseres usados en medicina (para cirugías de retina, por ejemplo), etc. Pero lo más curioso es, quizá, su uso como medida estándar para definir cuánto mide un metro.

Porque ¿cómo se define cuánto mide un metro? ¿Quién inventó esta medida? Hace añares, un grupo de gente en Francia pensó que había que ponerse de acuerdo en cuánto era un metro, entonces supusieron que era buena idea tomar como referencia una 1/10.000 parte del cuadrante del meridiano que pasa por París. Pero como no era algo muy práctico andar midiendo 1/10.000 del cuadrante de meridiano cada vez que alguien lo necesitaba, prepararon un prototipo estándar de lo que consideraban ‘un metro’ en forma de una barra de platino que fue guardada y custodiada por el gobierno francés. Cuando alguien quería crear una regla o algún otro objeto que pueda medir, pedía permiso, iba a este archivo y la hacía comparando con la barrita. Pero, ¿cómo hacían los que no estaban en París?

Para ponerse de acuerdo, se llevó a cabo la Primera Conferencia General de Pesos y Medidas (CGPM) en 1889, (una reunión interesantísima) donde se decidió crear una nueva barra de platino-iridio, que se llamó “prototipo internacional del metro”. Sin embargo, nuevas mediciones del meridiano mostraron que la longitud de la barra era algo menor que la del metro original.

Como estas medidas no los satisfacían ni se terminaban de adecuar al metro ‘natural’, la segunda CGPM (en la que, según rumores, se intentó definir cuántos pares son tres botas) decidió tomar como prototipo de metro el espacio que se encontrara entre el pico o valle de una onda y el pico o valle de la siguiente, también conocido como “longitud de onda”. El tema era que como todas las ondas de luz tienen longitudes distintas, no daba igual qué luz se usaba.

En 1927, la séptima Conferencia (una edición con food trucks y robots luminosos) legalizó la relación numérica entre el metro y la longitud de onda de la luz, tomando como referencia la distancia entre las ondas de la línea roja del elemento cadmio. Posteriormente probaron con distintos elementos de la tabla periódica para ver cuál ajustaba mejor, hasta que la 11° Conferencia (una edición con food trucks, robots luminosos y ABBA) finalmente estableció en 1960, ya cansados, viejos, con ojeras y resaca que el metro es la longitud igual a 650763,73 veces la longitud de onda de una luz naranja-roja particular emitida por una lámpara que contiene el gas kriptón-86. ¡Por fin!

El estrellato del kriptón duró hasta 1983, donde la 17° Conferencia (a la que sólo asistieron hologramas) determinó que la definición actual de metro es en base a la velocidad de la luz en el vacío. Alguien tenía que arrojar luz sobre el asunto.