Aluminio

ELEMENTO 13

Aluminio

13

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Hasta en la sopa.

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Cuatro años después de ganar un premio Nobel de Fisiología, Peter Medawar publicó en un libro una frase que decía más o menos así: “el descubrimiento simultáneo e independiente es absolutamente un lugar común, y lo que lo hizo una rareza en el pasado fue más la escasez de personas haciendo ciencia que la improbabilidad del fenómeno”.

Dos personas, a medio mundo de distancia, descubriendo lo mismo de manera simultánea es exactamente lo que sucedió para que en estos días haya aluminio hasta en la sopa. Bueno, en la sopa mejor no. Pero sí en muchos lugares. Hans Ørsted fue el primero (o, al menos, el primero del que tenemos registro) en descubrirlo y aislarlo. Como muchos otros metales, debido a su elevada reactividad no es tan fácil encontrarlo así nomás en la naturaleza. De hecho, en 1825 resultó una tarea titánica conseguir un par de gramos con una pureza aceptable para caracterizar químicamente el elemento nuevo. Al menos con lo que se sabía en ese momento.

Después de que Ørsted lo descubriera, otras personas tomaron la posta y lograron primero aislar polvo de aluminio y luego alguna que otra esferita con la pureza suficiente como para estudiarlo de manera decente. El método de obtención fue refinado, mejorado y optimizado. 

En el año 1886, Charles Martin Hall y Paul Héroult, uno en Ohio y el otro en Normandía, descubrieron de manera simultánea que si se hacía pasar una corriente eléctrica a través de una masa fundida de alúmina disuelta en criolita (un mineral que contiene aluminio), en el fondo del recipiente se formaba un charquito de aluminio fundido y muy puro. Esto abrió la puerta para un nuevo método de obtención que hizo que el aluminio pasara de ser un metal precioso a uno de consumo masivo. La producción mundial anual de aluminio, que entre 1855 y 1886 era de no más de una tonelada y media, creció hasta los 60 millones de toneladas en 2017. Así de masivo.

En los últimos años no sólo aumentó la producción de aluminio primario –es decir, aquel que se obtiene “de la tierra”– sino también del que es, además, reciclable. Su reciclaje insume un costo energético alrededor de veinte veces menor que su producción primaria y entrega un producto de idénticas características que hoy encontramos en ollas, en los blísteres de medicamentos, en pistones de casi todos los motores de autos y motos del 90 para acá, por nombrar sólo algunos ejemplos. Aluminio, aluminio everywhere. Si consideramos las cucharas, incluso hasta en la sopa.