enero 2023
Newsletter Clima

Asunto:
Clima en todos lados

Hola! Espero que este mail te encuentre campeona del mundo. ¿Es raro abrir un newsletter sobre Clima de esa manera? Elijo pensar que no. 

La perspectiva de transición es tan fuerte que se metió de lleno en la forma en la que la conversación pública habló de cómo Qatar invirtió centenares de millones de dólares en estadios refrigerados casi en su totalidad usando energías no renovables, por lo menos hasta el partido con Holanda. De ahí en más fue menos  cuestionar el rol de los regímenes habilitados por una historia de explotación de recursos fósiles y más muchaaaaachos.

Lo que no puedo dejar ir es la sensación de que ser campeón del mundo te habilita inmediatamente a reclamar el uso del espacio público para encontrarte con otros campeones y campeonas. De esos que fuimos caminando desde nuestras casas hasta el correspondiente punto de encuentro de nuestras ciudades, con avenidas completamente vivas, llenas de picados, bailes, cantos. Casi como si en una sola tarde hubiésemos recordado todes al mismo tiempo que las ciudades nos pertenecen a las personas. Que son para encontrarnos, no para que una minoría extremadamente concentrada estacione.

Como nuestra región no da respiro, metimos en unos pocos días esa campeonada y una ocupación violenta por parte de miles de personas que tomaron y saquearon los edificios del Congreso brasileño, el Palacio de Planalto (sede del Poder Ejecutivo) y el Supremo Tribunal de Justicia en Brasilia. Otra vez, ¿cómo se relaciona esto con una perspectiva de transición? Basta con ver que el mismo Lula salió inmediatamente a responsabilizar de manera explícita al agronegocio y a las mafias de la minería ilegal por financiar estos movimientos golpistas. El mismo Lula que, apenas electo,  eligió que su primera visita al exterior fuera a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (la COP27 en Egipto). Ese mismo que designa a Marina Silva —activista ambiental, nacida en la Amazonía, que trabajó como recolectora de caucho y supo ser candidata a presidente— como Ministra de Ambiente.

Como no quería entrar en esta conversación sin portar data concreta, estuve viendo TerraBrasilis, un proyecto que recopila y muestra datos sobre vegetación nativa y su degradación en Brasil, y le sumé una línea de tiempo con los diferentes mandatos presidenciales brasileros, a ver cómo se relacionan esos dos factores. Me resultó bastante elocuente.

La escala nacional siempre me pareció desafiante de aprehender. La distancia que hay entre el lugar en el que se toma una decisión y el punto de aplicación en esa escala puede estar literalmente lejísimos. Y cuando digo esto pienso en que el litio en el norte, los incendios en Córdoba y Santa Fe o la pérdida de biodiversidad por avance de la frontera agrícola desde mi departamento en CABA no se sienten en el cuerpo. Por eso me parece tan desafiante la política climática (o, más precisamente, la narrativa sobre política climática) cuando el territorio es tan vasto. Pero hay otra escala donde causa y consecuencia se pisan y se sienten en el cuerpo: las ciudades.

Ahí sí puedo entender rápido lo espectacular que es que haya más bicisendas cerca de casa, la falta de espacios verdes accesibles sumada a la porteña costumbre de ponerle rejas a las plazas, el desperdicio de ser una ciudad que le da la espalda a un estuario precioso o la arbitrariedad de pensar el AMBA como dos territorios distintos, uno envolviendo al otro, como si la frontera administrativa (es decir, la General Paz) fuese relevante para las personas que vivimos y nos movemos a través de ella sin inmutarnos. Por eso la escala de ciudades me parece clave para ver la interacción entre política publica, narrativa y votos.

Tanto me obsesioné con la forma en la que organizamos la urbanidad que cada vez que piso una ciudad es lo primero que miro. Miro las apenas pintadas bicisendas cuando piso Rosario, o los proyectos de infraestructura voladora ciclista en Córdoba, recuerdo calles y callejones completamente cerrados para tomar cerveza en en Berlín o me ilusiono el instante en el que aparece una noticia sobre la radical posibilidad de desviar algún que otro colectivo del microcentro de Buenos Aires para privilegiar la experiencia humana.

Evidentemente, no soy el único que se obsesionó con esa intersección, porque muchas de las grandes ciudades del mundo vivieron transformaciones radicales en tiempos muy cortos.

En Milán, el intendente Giuseppe Sala le sacó al auto 22,000 metros cuadrados de uso del espacio y en su lugar creó 38 plazas y 35 km de bicisendas, dándole al 50% de la población espacios urbanos de calidad accesibles a pie desde sus casas. Un grupo pequeño se opuso muy, muy fuertemente a esa medidas. Al poco tiempo, Giuseppe Sala fue reelecto en su cargo. “Es fácil discutir sobre el estacionamiento”, dijo entonces “pero es difícil disputar un nuevo espacio de ciudad lleno de gente y con signos de vida, comercio y propósito sostenible donde antes no había nada. Es fundamental actuar para enfrentar el momento climático y de sostenibilidad con algo significativo que la gente pueda ver, sentir y usar”. 

En Londres, Sadiq Khan hizo 260 km de bicisendas. Un grupo pequeño se opuso muy ruidosamente a la iniciativa. Poco tiempo después, Sadiq reeligió.

En Barcelona, Ada Colau implementó supermanzanas, una forma de pensar y diseñar los barrios para que haya prioridad para peatones y que las calles cuenten con espacios habitables, sillas, mesas y juegos infantiles para calmar el tráfico y crear un espacio comunitario. Ella y su gobierno han duplicado la red de bicicletas, resignando 30.000 metros cuadrados de espacio vial para automóviles.

This could be us pero hay autos estacionados. 

Muy distinto fue lo que pasó en Nueva York, donde después de construir más de 300 km de bicisendas y peatonalizar Times Square, Mike Bloomberg fue reelegido. ¿Dije distinto? Quise decir idéntico.

Es casi como si la vivencia concreta de ciudades para personas resultara extremadamente efectiva para ganar votos. Casi como si, además de componentes ideológicos, tribales y culturales, las personas votaramos orientadas por mejoras concretas en nuestra calidad de vida. Igual, como no soy politólogo no opino. (?)

Creo que una de las cosas que más anticipo de este año que empieza es que es año electoral. Me encantan los años electorales, más que nada por la forma en la que fuerzan a que les candidates tengan que cristalizar y tratar de transmitir algún tipo de visión, y siento que este año es el año de hablar fuerte de la transición. 

¿Querés ir para Presidente? Contame cómo se inserta la idea de que somos uno de los países que cuenta con los recursos estratégicos más relevantes para la transición, como es la producción de alimentos y energía, pero también el agua, la biodiversidad y una alta densidad de población formada en campos clave para la innovación tecnológica y científica.

¿Querés capitanear una gran ciudad? Danos a las personas espacios para habitar, compartir y vivir, no para estacionar.

Nos hablamos el mes que viene.

Pablo

PD: Este newsletter lo tenía planificado e investigado. Era sobre la modificación de los flujos atmosféricos en el círculo polar y cómo su alteración había generado una cadena de tormentas de nieve sin precedentes en Estados Unidos y Canadá. Medio que eso ya pasó (y dejó destrozos, muertos, de todo), pero sobre todo medio que también tomaron Brasilia y me hizo ruido ignorarlo. Así de mucho el presente se impone cuando mirás el mundo a través de una lente de crisis climática y transición.

PD 2: Nos hicieron una nota hermosa en Diario AR, recomiendo mucho verla: https://www.eldiarioar.com/sociedad/medio-ambiente/diseno-herramienta-clave-combatir-cambio-climatico_1_9826953.html