‘Hay que concentrarse en ponerla’ me dijo Fede. Teníamos 16 años y Fantabaires explotaba de gente vestida como personajes de anime.
Yo todavía no había empezado la carrera, pero la lógica de Fede ya me parecía impecable. A esa edad, cualquier teoría que incluyera la urgencia de interacción genital me sonaba maravillosa. Un año después, arrancaba la lucha por la supervivencia del más académicamente apto, y cinco después de eso rendía mi última materia antes de recibirme: Evolución.
Fede era baterista, no había abierto un libro de biología en su vida, pero su ‘hay que concentrarse en ponerla’ hizo un eco que duró casi una década. Cuando empecé a terminar la carrera, agarré absolutamente todo lo que había aprendido y entendí que solamente significaba algo en la medida en que pudiese verlo a través de la Teoría de la Evolución. Y es que Darwin, mal y pronto, decía que todo lo que estaba vivo estaba vivo porque se había concentrado en sobrevivir, sí, pero sobre todo, en ponerla.
La Selección Natural actúa de maneras misteriosas, y ese valsecito entre generación de caos, variabilidad, la selección y orden que los suceden se filtra en absolutamente todo lo que crece de manera orgánica, incluído el conocimiento. Ying y Yang de bardo y limpieza, y esta vez los taoístas tirando un centro pero clavando la bocha en un ángulo.
El tema es tratar de entender cómo la famosa Selección Natural se cuela en una discusión y resulta en que puedas tenerle confianza a un artículo de Wikipedia, que es un esfuerzo comunitario. Una colmena de nadies que editan todo el tiempo un mismo párrafo de texto.
Ellos buscan algo que se parezca a generar conocimiento de una manera diametralmente opuesta a la convencional, al enfoque académico de un núcleo duro de profesionales especializados que elaboran un texto, lo revisan de manera profundamente endogámica y lo liberan al mundo terminado, sin posibilidades de corregir esa coma que te despierta de madrugada, acusándote de haberla, puesto mal.
Estas dos formas de construir conocimiento fueron puestas cabeza a cabeza en un trabajo que terminó publicado en Nature, algo así como la revista científica más importante del mundo, palo y palo con Science en el superclásico que define si la revista más grande tiene sede en Europa o en América. En la gran batalla, la colmena de nadies de Wikipedia fue medida contra los recontramegabatidoctores de la Encyclopædia Britannica, de una manera extremadamente simple y elegante: agarraron unos cuantos artículos sobre temas científicos (unos cuarenta y pico) y se los dieron a corregir a expertos sin decirles si eran los de Wikipedia o los de la Británica. Re desafío Pepsi.
Cada artículo fue diseccionado, estudiado, visto, separado en blanco y de color, lavado, centrifugado y puesto al sol. Analizados los datos, marcados los errores, tabulados los resultados, el desenlace fue sorprendente y dolorosamente elegante: resultó que la masa amorfa y el puñado de autoridades, básicamente la habían pegado de la misma manera.
Wikipedia y la Británica tenían aproximadamente la misma exactitud, por lo menos para artículos de ciencias.
Así, ese mismo desafío se repitió varias veces desde ese estudio, pero en campos diferentes (biográfico, de ciencias, de política, deportes, cultura, geografía, medicina, historia, religión), y básicamente siempre obtuvieron el mismo resultado: Wikipedia garpa.
Si bien los artículos estaban más desorganizados y peor redactados, los datos duros eran buenos y, por sobre todas las cosas, increíblemente actualizados.
Lo interesante fue ver que el principal problema de consistencia que se encontró en Wikipedia fue en artículos más bien actuales y de opinión donde el evento decisivo era subjetividad política o diferencia ideológica. De hecho, los dichos sucesos históricos más violentos hasta consiguieron nombres: las ‘Wikipedia wars’, y el podio se lo llevan George W. Bush, anarquismo y Mahoma.
Nosotros vemos nacer una verdadera lucha por el Ministerio del Pasado, una patente necesidad de manipular la Historia y, por sobre todas las cosas, una conducta completamente nueva y reprochable que comienza con Wikipedia y que, de ninguna manera, puede ser identificada en otro punto de nuestro pasado. Eso, o mirás dos fotos de Stalin cada vez rodeado de menos gente y te das cuenta de que capaz estamos culpando a un medio particular por hacer más evidente algo que pasó siempre: la reescritura de la memoria, y la negación de ese 3 que te comiste en conocido boliche de la zona de Quilmes en el año 2002. Con esta facilidad para el emparche, Wikipedia es un caldo de selección, un exceso de datos y de gente editándolos en loop.
Una pelea por ver quién es el que tiene, literalmente, la última palabra y la última versión de ese párrafo difícil, también es parte de la Selección Natural. Donde la Británica gana por su solidez, Wikipedia responde fluído, mutando, generando opciones, siendo podada todo el tiempo, y utilizando datos que, a veces, son mejores que otros. Brillantes pero, por momentos, simples pandas tratando desesperadamente de mantenerse vivos.
Dos estrategias de supervivencia: en ese rincón, una sólida, conservadora y fiel, que arriesga poco y cuida lo que tiene. En el otro, una torpe, masiva, desordenada pero sometida a constante escrutinio, constante evolución, actualización y selección. Ambas, compitiendo por ver cómo vamos a organizar el conocimiento.
Ambas, concentradas en ponerla.