Una ciudad que sólo tiene viviendas y oficinas no es una ciudad disfrutable, porque la vida sólo de casa al trabajo y del trabajo a casa no es una vida deseable. La ciudad debe ofrecer espacio para otras actividades, incluso cuando puedan suceder entre la casa y el trabajo. Ese es el tercer lugar: un espacio urbano que fomenta la interacción social, el arraigo cultural y la vitalidad comunitaria. Un escenario físico donde se tejen redes entre los habitantes, se estimula el "roce" y el goce, el encuentro y el intercambio entre personas. El resultado de estos encuentros son historias, proyectos, ideas, canciones, emprendimientos.
Primeros lugares
Son los hogares, espacios privados que se han visto reconvertidos también en centros de actividades por el comercio electrónico y el teletrabajo.
Segundos lugares
Son espacios funcionales, de trabajo. Pueden ser formales (como oficinas o escuelas), o informales. Si no hay mixtura de usos, carecen de vida social fuera de horarios específicos.
Terceros lugares
Son espacios públicos informales (cafés, plazas, parques) que alojan la vida comunitaria y la interacción social más allá del hogar y el trabajo. Fundamentales para la generación de sentido y roce social.
Primeros lugares
Son los hogares, espacios privados que se han visto reconvertidos también en centros de actividades por el comercio electrónico y el teletrabajo.
Segundos lugares
Son espacios funcionales, de trabajo. Pueden ser formales (como oficinas o escuelas), o informales. Si no hay mixtura de usos, carecen de vida social fuera de horarios específicos.
Terceros lugares
Son espacios públicos informales (cafés, plazas, parques) que alojan la vida comunitaria y la interacción social más allá del hogar y el trabajo. Fundamentales para la generación de sentido y roce social.

No lugares
El no lugar por excelencia es el aeropuerto, donde nadie quiere permanecer, donde todos estamos de paso, donde todas las culturas se promedian para que nadie se sienta extraño pero tampoco a gusto. Los no lugares son espacios anónimos e intercambiables. Al estar enfocados en el tránsito o funciones específicas sin interacción social significativa, carecen de identidad, no fomentan relaciones ni sentido de pertenencia. Estos espacios estandarizados, para todos pero para nadie, proliferan en ciudades globalizadas tomando la forma de cadenas de cafés o restaurantes de estilos imitativos, o incluso dark stores sin vidrieras ni identidad. Incluso se manifiestan como cuadritos de I<3NY colgados en las viviendas de Bogotá o Lima, ofrecidas en alquileres de corto plazo mediante alguna app a turistas que viajan para “sentir el color local”.


