Vanadio

ELEMENTO 23

Vanadio

23

2min

Casualidad

Me gustan las casualidades, las disfruto horrores y es un horror lo mucho que disfruto hacer como que el universo da mensajes. Por eso me voy a tomar el atrevimiento absurdo de buscar correlaciones azarosas sobre el vanadio.

El vanadio es el elemento químico de número atómico 23 y fue utilizado en el chasis del Ford T. Cabe mencionar que la t es la número 23 si consideramos los dígrados ch y ll como letras en sí mismas y no como combinaciones de letras, que es la forma más común en la que se usa el vanadio: en combinación con otros elementos. ¿Qué mensaje nos quiere dar el universo con esto? Que el absurdo y el pensamiento mágico nos pueden servir para estirar un texto los primeros dos párrafos.

Lo interesante del vanadio, parecería ser, es que tiene tendencia a generar revoluciones. En la industria del automóvil el Ford T fue el primer auto fabricado masivamente con precios accesibles. Ahora, el vanadio tiene el potencial de cambiar la forma en que las energías renovables se almacenan: las baterías de flujo de vanadio pueden cargarse rápidamente y no sufren deterioro si no se usan. ¿Casualidad? No sé qué responder, porque no estoy correlacionando nada acá. 

¿Y el pasado? En 1801, Andrés Manuel del Río, un químico español, descubrió un mineral particular que, ahora sabemos, contiene vanadio y lo llamó “eritronio”. Sin embargo, sus colegas lo desestimaron al suponer que el descubrimiento de Andrés, “Andy 1” a partir de ahora, era tan solo cromo impuro. En 1830, el científico sueco Nils Sefström, “Andy 2” a partir de ahora, lo redescubrió y lo nombró “vanadio”. Poco tiempo después, Friedrich Wöhler afirmaría que el eritronio y el vanadio eran el mismo elemento. Dos Andys descubriendo el mismo elemento, ¿casualidad? No, tan solo un artilugio lingüístico sin sentido para crear dramatismo. 

En este texto el vanadio es un elemento plagado de “casualidades” tiradas de los pelos, aunque al buscar bien, probablemente todos los elementos estén plagados de “casualidades” de ese estilo. Me gusta pensar cómo un elemento puede reformular el futuro y cómo es importante, de tanto en tanto, pensar sobre lo justo, aunque al final se termine usando el nombre del segundo descubridor de un elemento, porque la vida no es justa justa, sólo un poco justa. Y aquí estoy yo, escribiendo sobre un elemento que puede ayudarnos con la crisis climática. ¿Casualidad? Auxilio.