Talio

ELEMENTO 81

Talio

81

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Abdullah Alí miró el bastón que le habían regalado años atrás y que en alguna ocasión había usado como símbolo de pretendida elegancia, y, meneando la cabeza, se dio cuenta de que por primera vez lo estaba usando por necesidad física. Desde su última misión en Irak, estaba recluido en esa casa en las afueras […]

Abdullah Alí miró el bastón que le habían regalado años atrás y que en alguna ocasión había usado como símbolo de pretendida elegancia, y, meneando la cabeza, se dio cuenta de que por primera vez lo estaba usando por necesidad física. Desde su última misión en Irak, estaba recluido en esa casa en las afueras de Londres. 

Caminó tosiendo con esfuerzo por el pasillo hasta la sala y se dejó caer en el sillón frente al espejo. Casi sin fuerzas, quiso entender la imagen borrosa que recibía. No se reconocía. El hormigueo era continuo. Seguía sin distinguir completamente lo que veía ante él. El instinto lo llevó a mirar la araña en busca de luz. Efectivamente, estaba encendida. Se inclinó hacia el espejo, la imagen seguía confusa. Su mano temblorosa acarició sin reconocer su calva áspera y sudorosa. 

El espejo… ese vodka distinto, y ese frasquito con la imagen de la calavera… Recordó sus manos confundiéndose entre sus cabellos renegridos y tupidos, y la imagen de Narmeen parada junto a él, curiosa, concentrada en el frasco con filigranas color caramelo.

Talio. ¿Qué significa? 

Abdullah no supo por qué, pero la pregunta lo inquietó.

Es un veneno letal que se suele usar para matar ratas.

¿Qué tan letal?

De los más letales.

Se insinuó una caída de la comisura de los labios de Narmeen y una luz extraña en sus ojos. Y el vodka, ese sabor distinto que le sintió a la bebida que Narmeen le había ofrecido. Ahora su imagen en el espejo seguía borrosa, pero todo lo demás se aclaraba.

Exhaló un último suspiro, y se desplomó intentando una maldición. 

***

El médico forense de Westminister, Paul Knapman, declaró la muerte de Abdullah Alí el 16 de enero de 1988 en Londres a las 10:32 a. m. por “bronconeumonía por envenenamiento con talio”. El mundo siguió la evolución del caso, y no dejó de relacionar a Saddam Hussein con la figura de Agatha Christie y su novela El misterio de Pale Horse, obra muy criticada desde su publicación en 1977 por su detallada descripción de las acciones del veneno que se transformó en el favorito de los terroristas. Narmeen Hawaiz, una agente activa del régimen de Saddam Hussein, fue la primera sospechosa.

 

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