La plata es uno de los siete metales de la antigüedad. Tan remoto es su descubrimiento que quedó enterrado en la historia de los tiempos. Es un metal de transición, de color blanco y brillante. Plata, simbolizada como Ag, del latín argentum (para blanco o brillante), y de allí también el nombre de aquel explosivo y ajetreado país en eterna transición.
Siempre fue un elemento dotado de cierto linaje y poseedor de alta alcurnia, vinculado a la guerra y a la riqueza, pero también con un toque de misticismo, probablemente debido a su escasez en estado natural, a su brillo intenso o a su insensibilidad al fuego.
Desde épocas inmemoriales se usa para acuñar monedas. Treinta piezas de plata fue el precio por el cual Judas Iscariote traicionó a Jesús.Una bala de plata es el único tipo de munición que resulta letal para matar a hombres lobo y vampiros, entre otras criaturas fantásticas, y a algunas brujas rebeldes a prueba de balas de plomo. Asimismo, la leyenda quiere que hayan sido balas de plata las que ultimaron a la Bestia de Gévaudan, mítico críptido devorador de hombres, que asoló el sur de Francia por allá por el 1700.
En muchas culturas, la plata se asocia a lo femenino y también a la Luna. Alternativamente, el oro aparece vinculado al dorado Sol y a lo masculino. Como un matrimonio venido a menos con roles demasiado estereotipados, sin posibilidad de cambiar. Porque no todo lo que brilla es oro.
La plata es el “segundo” metal precioso. Medallas de plata, copas de plata, bodas de plata. Sin embargo, lidera algunas categorías: es el más blando y blanco de los metales y el que exhibe mayor conductividad térmica y eléctrica, el más reflectante, el más brillante. También está al frente de categorías más raras, como ‘elemento con mayor capacidad de generar pigmentación azul en la piel, además de toxicidad, cuando se ingiere’, resultando en la patología que conocemos como argiria.
Los usos actuales de la plata abarcan tanto más que joyería, ornamentos o espejos; incluyen la fabricación de paneles solares, la filtración de agua, contactos eléctricos y conductores, odontología, catálisis químicas, como colorante, desinfectante y microbicida. Pero el que se destaca es el uso en fotografía, por su sensibilidad a la luz (especialmente cuando interactúa con bromo, el yodo, y el fósforo).
Fantaseo imaginando la plata como una de esas viejas viudas, egocéntricas y excéntricas, de una alta sociedad en decadencia, sentada en un enorme sillón corroído por el tiempo frente a un enorme espejo, tomando el té, acaso en una noche de luna llena recordando un pasado plateado que existe solo fotografiado en su memoria.