La ciudad colonial tenía la esquina en ángulo recto. Para estimular el uso de los autos y que puedan pasar rápido por las intersecciones, se masificó en el Plan Cerdá en Barcelona la ochava o chaflán (en base a la experiencia Argentina). Básicamente, consiste en quitar espacio a la vivienda para que un auto pueda ver mejor si viene otro auto por la calle perpendicular.
La experiencia de los usuarios enseñó que esa velocidad tiene un efecto no deseado: siniestros viales con muertos o heridos graves en esquinas, demasiados y demasiado frecuentes como para considerarse accidentes. En las historias de los usuarios se recoge a menudo la frase “los chicos ya no juegan en la calle”.
Como los carteles de PARE son invisibles, aprendimos que el diseño del espacio es el mejor tutor para desandar el camino de altas velocidades en las esquinas. Eso son las supermanzanas: una reorganización de la calle que obliga al auto a doblar y seguir por otras vías. No se trata de eliminarlo, sino ubicarlo en otro escalón de prioridades. Esa esquina que antes separaba cuatro manzanas y a sus vecinos por bordes creados a partir de las altas velocidades, ahora permite aglutinarlas, ofreciendo un espacio tranquilo y verde donde los vecinos pueden encontrarse y las infancias pueden jugar.


