Ya hace varios años que se viene diciendo que el software se está comiendo al mundo. Particularmente, a un mundo cada vez más y más conectado. 
La incursión de la tecnología en distintos ámbitos de nuestra vida pública y privada ya tiene larga data. A fines de los años ‘90 empezábamos a tener Internet de banda ancha mediante ADSL, cable y otras cosas más raras como Millicom (que para algunos no significa nada, para otros, que ese ruido que escuchamos recién fue nuestro DNI impactando violentamente contra el piso). Por aquel entonces algunos jugadores importantes como Microsoft ya nos ofrecían un sistema de correo electrónico completamente integrado en un sitio web mediante HotMail, y Yahoo! nos daba un sinfín de juegos on-line para perder madrugadas enteras en partidas de dominó contra completos desconocidos. Así fue como los millenials (así nos dicen) crecimos acostumbrados a volcar en Internet ciertos aspectos de nuestra vida, tales como ocio y comunicación, al punto que se convirtió en lo que nos define. Millenial se volvió una forma de identificar a los que tenemos esta relación con la tecnología y la comunicación, no simplemente un rango de edades.
Esta ‘primera revolución del software conectado’&#x2122; tuvo como motor de vapor la masificación de Internet y la computación personal. Desde el punto de vista económico, se volvieron viables a nivel masivo algunas proezas tecnológicas que en la década del ‘70 eran sólo asequibles para gobiernos del primer mundo. Nunca dejemos de tocarnos el bolsillo y maravillarnos entendiendo que en ese aparatito hay más poder de cómputo que en el que usamos para mandar personas a la Luna, y también muchísimo más ancho de banda.
Si hacemos fast-forward al presente nos encontramos con que hoy en día toda gran empresa es de tecnología, una afirmación osada que voy a tener que defender. Para empezar, hay dos formas de entender esta afirmación. Una forma es pensar que la gran mayoría de las empresas grandes son de hecho empresas que se piensan a sí mismas como empresas tecnológicas. Hoy hay 71 empresas de tecnología en en la <a href="http://fortune.com/2016/06/07/fortune-500-technology-companies/" target="_blank" rel="noopener">lista</a> de las Fortune 500. No es un número tan grande si lo comparamos con otros rubros como energía y petróleo, pero este número era la mitad hace sólo 3 años, y ya sabemos lo que pasa cuando nos descuidamos ante lo <a href="https://elgatoylacaja.com/saltearse-una-pastilla/" target="_blank" rel="noopener">exponencial</a> y la realidad nos sorprende. Así, hoy las 5 empresas de mayor valor de mercado (por capitalización bursátil) son de software: Apple, Google, Amazon, Microsoft, Facebook. 
La otra forma de entender mi envalentonada afirmación anterior es también (creo) interesante: los bancos son empresas de tecnología aplicada a las finanzas, las prepagas son empresas de tecnología aplicada a los seguros de salud. Esto no es excluyente del ámbito privado; la AFIP puede pensarse en la actualidad como un organismo que construye tecnología para fortalecer el sistema tributario (y establecerse como la única entidad que para hacer cualquier trámite te exige que tengas Internet Explorer 5 corriendo exclusivamente sobre Windows ME, accedido a través de dial up).
La cuestión es que, como suele ocurrir últimamente, el presente nos sorprendió; la pregunta es si ahora vamos a poder estimar mejor o si va a volver a atropellarnos. ¿Qué es entonces lo que viene? Si ‘el software se está comiendo al mundo’ es el mantra de la primera revolución del software conectado, ¿cuál es entonces el slogan de la segunda? ¿Qué le quedará al software para comer cuando haya terminado de comerse al mundo? La respuesta es&#8230; ¡software! Sí, lo que creo que viene como segunda revolución es la canibalización. El software que ya se comió al mundo, ahora se va a comer al software.
El motor a vapor de esta segunda revolución del software conectado llega de la mano de la masificación de Internet móvil y los dispositivos hiperconectados tales como celulares inteligentes, la <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Dom%C3%B3tica" target="_blank" rel="noopener">domótica</a>, el <a href="https://geniomaligno.cc/la-heladera-me-mira-b413dff34640" target="_blank" rel="noopener">internet of todo</a> y los smart-lo-que-sea.
Así como la banda ancha y los microchips baratos de los años ‘90 impulsaron el desarrollo del software de escritorio y las primeras .com, hoy estos nuevos ingredientes en el mundo del hardware también están dejando su huella en el software que usamos día a día.
Al conectarse todo con todo, el software ya no necesariamente aporta un valor en sí mismo, sino que se define como un agregador de valor en función de otros softwares. ¿Trabalenguas, humo, disrupción, innovación, futuro, calefón? No necesariamente. Un ejemplo claro de software sobre software puede ser un administrador de contraseñas que tiene como único fin ayudarnos a almacenar de manera segura las credenciales que usamos para acceder a otras piezas de software. Era impensable tener un administrador de contraseñas allá en la época del Windows 95, para empezar porque simplemente no teníamos más que una o dos contraseñas que recordar. Ahora, por otro lado, Instagram, Facebook, Twitter, Pinterest, Gmail, WordPress, Snapchat, Tinder, ICQ (?), y la imposibilidad de retener si la clave tenía que incluir mayúsculas, caracteres especiales, frutas tropicales, o números primos de más de 8 dígitos. El administrador de contraseñas, súbitamente, empieza a parecer una buena idea.
Otro ejemplo paradigmático es el de las tiendas de aplicaciones como la App Store (¿o es el App Store?) de Apple o Google Play para Android: una pieza de software cuyo propósito principal es la compra/venta de piezas de software. Como decíamos, software que vende software; software que administra software. El software caníbal.
<div id="attachment_15593" style="width: 970px" class="wp-caption alignnone"><img aria-describedby="caption-attachment-15593" decoding="async" loading="lazy" class="size-large wp-image-15593" src="https://cdn.elgatoylacaja.com/2017/06/image4-1024x576.jpg" alt="" width="960" height="540" />Disrupción, integración, futuro, creatividad, innovación, neurofractalidad, paralelepípedo.</div>
Pero ¿qué implicancias tiene este software caníbal, introspectivo e hiperconectado con sí mismo y con terceros, para quienes nos dedicamos a construir software? El mayor cambio está en su interfaz, es decir, la superficie de contacto del software. La pieza clave entre programas de dos patitas redondas y usuarios (u otros programas) de dos patas paralelas, o ese coqueto enchufe esloveno de tres patas cuadradas, una medialuna y la distribución electrónica de un orbital p.
<div id="attachment_15591" style="width: 564px" class="wp-caption alignnone"><img aria-describedby="caption-attachment-15591" decoding="async" loading="lazy" class="size-full wp-image-15591" src="https://cdn.elgatoylacaja.com/2017/06/image2.png" alt="" width="554" height="428" />Por suerte, tomamos el ejemplo de la industria eléctrica y todas las APIs son perfectamente intuitivas y compatibles.</div>
Aun a riesgo de insistir con los adaptadores de enchufe, hay interfaces de todo tipo; desde las de línea de comandos como el viejo DOS (o las consolas de Linux &lt;3), las interfaces web o móviles que son quizás, hoy por hoy, las más comunes o hasta interfaces mediante comandos de voz como Siri o Alexa, etc. 
<div id="attachment_15590" style="width: 630px" class="wp-caption alignnone"><img aria-describedby="caption-attachment-15590" decoding="async" loading="lazy" class="size-full wp-image-15590" src="https://cdn.elgatoylacaja.com/2017/06/image1-1.jpg" alt="" width="620" height="350" />Íbamos a hacer un chiste sobre reconocimiento de voz, pero se lo dictamos al teléfono y escribir el rematan para el otro.</div>
¿Qué tiene que ver el software caníbal con las interfaces? Principalmente que omití un pequeño gran detalle: no estamos hablando de cambios en estas interfaces humano-máquina sino en las interfaces máquina-máquina. Estas interfaces son también conocidas como APIs (Application Programming Interfaces), y son la ‘ventanilla’ que un software les ofrece a otras piezas de software para que interactúen con él.
El concepto de APIs no es ninguna novedad, pero su relevancia no tiene precedentes. Hoy en día grandes empresas de software triunfan o fracasan no sólo por la calidad de los productos que ofrecen, sino también por la calidad de las APIs que los sustentan. Se habla por lo tanto de las APIs como producto o incluso de la economía de las APIs. Así como a mis tíos o mis primos les interesa saber si WhatsApp agrega o quita tal o cual botón para sacar fotos desde su pantalla principal, como desarrolladores de software nos es igualmente relevante saber si la API de WhatsApp nos da acceso para integrar con dicha función. 
Hagamos un ejercicio mental. Supongamos que quiero lanzar mi nueva app ‘GatoCaja’. Esta app le permite a cualquier persona pedir cajas para que sus gatos puedan jugar con ellas. La app tendrá también una API que les permita a otras apps tales como Facebook, WhatsApp o la-que-sea.com integrar con GatoCaja. Cuanto más amena y completa la API de GatoCaja, más probable es que sea adoptada por la comunidad de desarrolladores. Cuanto más adopción de la API haya por parte de esta comunidad, mayor cantidad de otras aplicaciones tendrán integración con el producto original. Integraciones para pedir GatoCaja desde GoogleMaps, para mandar las fotos de mis GatoCajas directo a Instagram, para que el servicio de motos me avise cuando las GatoCajas que encargué están ya listas para ser entregadas, etc. A mayor cantidad de integraciones, mayor mercado y mayores ingresos tendrá GatoCaja. 
Por el contrario, si la API de GatoCaja es nula o difícil de usar, es muy poco probable que la misma sea adoptada por los desarrolladores de otras apps. No tendremos integraciones y nuestra brillante idea pronto pasará al gran cementerio de start-ups fallidas.
Las APIs cobraron hoy tal relevancia que hay líneas completas de software dedicadas al diseño y puesta en producción de APIs. Hay cientos de empresas que se dedican exclusivamente a ofrecer productos y servicios que dan soporte a las APIs de otras empresas. Y, recordemos&#8230; canibalización: estas empresas a su vez ofrecen sus propias APIs.
Si bien el progreso de este rubro nos permiten entender algunas de estas dinámicas de canibalización, hay también un aspecto sociológico que acompaña. Nosotros, los usuarios del software, también cambiamos mucho en los últimos 25 años. Como lo anticipó el gran Louis CK, <a href="https://www.youtube.com/watch?v=q8LaT5Iiwo4" target="_blank" rel="noopener">vivimos en una epoca increible y sin embargo nadie es feliz</a>. 
Como usuarios <a href="https://www.youtube.com/watch?v=Pw8HmDML_KM" target="_blank" rel="noopener">estamos cada vez más demandantes</a>. Todos fuimos el que dice ‘Uy, no me digas, ¿tu banco tiene una app? Bienvenidos al siglo XXI, llegaron un toque tarde a la fiesta, ¿no?’. Así de rápido, también, nos adaptamos a que las cosas sean ‘como son’ y extrapolamos eso a ‘como deberían ser’. Porque, OBVIO que si hoy puedo ver películas en HD desde mi celular mientras viajo en el subte, voy a exigir el mismo nivel de calidad al resto de los actores de mi vida, ya sea una empresa de seguros, un banco, un hotel o un maxiquiosco.
<div id="attachment_15592" style="width: 778px" class="wp-caption alignnone"><img aria-describedby="caption-attachment-15592" decoding="async" loading="lazy" class="size-large wp-image-15592" src="https://cdn.elgatoylacaja.com/2017/06/image3-768x1024.png" alt="" width="768" height="1024" />King KiosKong: el primer polirrubro 4K de Colegiales.</div>
Y esta tendencia va a seguir en aumento: ya en alguna parte del mundo nació la última persona que va a tener que hacer una fila en un banco (cuando sea grande, claro. Primero porque aún falta para llegar a eso y segundo porque sería raro ver a un bebé haciendo fila en un banco).
Dado que los usuarios estamos cada vez más demandantes, la única forma de estar a la altura es integrando soluciones. Eso hace que las empresas que vamos a empezar a ver ya no necesariamente van a generar disrupción en mercados existentes, sino que vamos a empezar a ver (también) empresas cuyo principal valor agregado sea la orquestación de todo nuestro ecosistema tecnológico con el fin de satisfacer a un público cada vez más ¿infeliz?
Lejos de terminarse, empieza a empezar, y lo que estamos comenzando a ver de manera muy temprana es software que se anticipa a nuestras necesidades. Hoy somos nosotros quienes arrancamos una interacción con el software al realizar un trámite o prender una app. Esto gradualmente va a ser más balanceado y será el software en muchos casos quien tome la iniciativa y arranque interacciones con nosotros, desde ofrecernos información que infiere nos es <a href="https://www.youtube.com/watch?v=pPqliPzHYyc" target="_blank" rel="noopener">relevante</a> a ofreciéndonos la <a href="https://www.fastcompany.com/3054176/why-spotifys-discover-weekly-playlists-are-such-a-hit" target="_blank" rel="noopener">música</a> o <a href="https://blogs.mathworks.com/loren/2015/04/22/the-netflix-prize-and-production-machine-learning-systems-an-insider-look/" target="_blank" rel="noopener">películas</a> que van a gustarnos.
¿Cómo vamos a seguir eligiendo en un mundo donde las opciones las plantean aplicaciones? ¿Qué queda del que decide cuando el que propone es el algoritmo? No está claro, pero tengo la sensación de que googlearlo puede no ser el mejor camino para encontrar una respuesta.

Dr en Ciencias de la Computación de la UBA. Head of Technology en Medallia. Entusiasta de las biografías breves e informativas en general.

Guido de Caso

Carolina Rusty

La conquista del espacio

82% mérito

Yo, canibal

7:35 AM, abro los ojos. Me invaden el mal humor y un sonido tan molesto como familiar que me avisa que dentro de 10 minutos  me va a taladrar otro sonido igual al anterior para confirmar mi malestar. Deambulo, zombi, sorteo maradoneanamente ropa sucia y por fin llego al baño. Maldigo haber corrido tanto en el partido de fútbol de los martes (recuerdo vagamente 2 pelotas que debieron entrar). Con la luz en la cara, levanto la mirada y ahí estoy reflejado, me miro soy yo. Lo sabía pero lo confirmo.
En un acto instintivo entro a la ducha. A las 9 tengo que estar en el laboratorio porque a las 10 hay reunión de grupo, me repito unas 4 veces. ¿Subte o colectivo? Subte, porque está Santa Fe cortada por obras. A la tarde viene gente al laboratorio… me voy a tener que poner una camisa, la de jean está sucia pero creo que aguanta un día más. ¿La crema de enjuague es la que tiene el pico para arriba?, sin lentes no veo esa letra pequeña que la distingue del <a title="En el pelo no" href="https://www.elgatoylacaja.com/en-el-pelo-no/" target="_blank" rel="noopener">champú</a>, puteo el marketing. Salgo tarde (como siempre).
Camino y pienso, me hablo y sobre todo recuerdo. Recuerdo mi cara, mi agenda, mis amigos, mis deberes, mis deudas, la ropa sucia. Recuerdo el camino para llegar a la estación, recuerdo las veredas rotas y las caras de los porteros. Recuerdo la canción que estoy escuchando, su letra y su banda. Recuerdo a la novia que me dejó y las miles de veces que la escuché para olvidarla. Recuerdo quién soy pero lo afirmo en cada segundo que me recuerdo. Pero, ¿cuál era la capital de Rumania?, y ahí nomas me frustro. Antes de angustiarme, cosa que probablemente hubiese hecho la gente que vivió allá por la década del &#8217;90, saco mi smartphone del baticinturón y (si el 3G me lo permite) obtengo toda la sabiduría en escasos minutos (léase segundos si leés esta columna desde un país donde el 3G es 3G). Qué buena la tecnología, ¿no?
Para poder resolver esta pequeña pregunta en principio tenemos que saber algo muy simple e importante: todos esos recuerdos están en el cerebro y llegaron ahí gracias a dos procesos: adquisición y consolidación.
Es decir, cuando aprendemos algo no formamos instantáneamente memorias sino que desencadenamos un proceso de consolidación que irá fijando el recuerdo a lo largo del tiempo. Recién después viene evocar, que es como llamamos a la parte a la cual vamos a buscar ese recuerdo al fondo de la pila de otros recuerdos que nos avisan que era Bucarest.
Dentro de este salpicón conceptual suena bastante lógico creer que está bueno conservar la memoria tanto como a la novia. Por suerte, luego de tal comparación pollera, siempre hay un científico de Harvard y una idea genial para culpar. Él es el Dr. Wegner (Don Pollera) y su genial idea se llama «memoria transactiva» que versa (siempre había querido usar esa palabra) lo siguiente:
Cuando dos personas se conocen mucho (pareja, amigos, etc) forman un sistema de memoria en común, la memoria transactiva. Esta hipótesis hace referencia a la capacidad de dividir la ardua tarea de recordar información compartida. Es decir que tácitamente y a fin de ahorrar espacio en la memoria «uno se pone las pilas con las fechas de cumpleaños y el otro se encarga de recordar el nombre de la cajera del Chino», evitando la duplicación de la información.
Y es todo lindo el amor, hasta que Google.
Aunque sintamos inofensiva esa hermosa sensación de ser Juan Pablo Varsky y cantar de memoria la formación de Polonia Mundial ‘74 mientras pispeamos de reojo el celular, la tecnología nos afecta. Y por sobre todo nuestra a memoria. Desde que todos nosotros colocamos a Google como aliado mnésico en nuestras vidas, cual disco externo enchufado al cerebro, la necesidad de memorizar disminuyó considerablemente.
Saber que nuestro cerebro tiene una novia digital que puede almacenar miles de millones de datos y que la disponibilidad sólo requiere escasos segundos nos quita la enorme responsabilidad de guardar recuerdos, por lo tanto evitamos esforzarnos innecesariamente. Este extraño comportamiento marital  de información compartida tiene efectos tan severos que hasta podría explicar la insoportable sensación de vacío que genera un divorcio. Tu pareja se va pero no sólo se lleva el perro, sino parte de tus recuerdos. Si aún no te sentiste vulnerable, esta pérdida también se puede sentir cuando tu conexión de internet muere o cuando un virus borra dictatorialmente parte de tu disco rígido.
No adquirimos, no aprendemos y no consolidamos, básicamente por una razón tan simple como la vagancia. Para evitar una autocrítica tan mundana podríamos argumentar que dicha adaptación tecnológica nos puede permitir ganar más espacio y recursos para otras tareas. Error: lo único que ha mejorado es nuestra habilidad para encontrar más información, otra razón para justificar nuestro matrimonio por conveniencia energética con Google. Seguramente la forma más tecno de perpetuar un círculo vicioso neurodegenerativo. Una potencial ventaja adaptativa que podríamos usar para ser mejores, pero la usamos solamente para hacer menos.
Suena el celular, me avisa que mañana a las 13 hs doy un seminario que aún no preparé. Agradezco y pienso ‘qué tontos estos tipos de Google que seguro usan Google para recordar la forma de manipular nuestras mentes’, y es terrible. Triste y cruel, paranóico y conspirativo, pero en una de esas no, y la culpa no es de Google, sino del que le da de olvidar.
[pasame-la-refe]
<address>How Google Is Changing Your Brain Scientific American 309, 58 &#8211; 61 (2013)  
Published online: 19 November 2013 | doi:10.1038/scientificamerican1213-58 Daniel M. Wegner &amp; Adrian F. Ward</address>
<address>Google effects on memory: cognitive consequences of having information at our fingertips.<a href="about:blank">Science.</a> 2011 Aug 5;333(6043):776-8. doi: 10.1126/science.1207745. Epub 2011 Jul 14.<a href="http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed?term=Sparrow%20B%5BAuthor%5D&amp;cauthor=true&amp;cauthor_uid=21764755">Sparrow B</a>1, <a href="http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed?term=Liu%20J%5BAuthor%5D&amp;cauthor=true&amp;cauthor_uid=21764755">Liu J</a>, <a href="http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed?term=Wegner%20DM%5BAuthor%5D&amp;cauthor=true&amp;cauthor_uid=21764755">Wegner DM</a>.</address>

Antielitista científico. Neurocientifico en utopías educativas. Divulgador en modo a prueba de fallos.

Fabricio Ballarini

Andrés Llanezas

Saltearse una pastilla

Awwwwwwww

MilNueveOchentayGoogle

Profesor Adjunto de Química General (Facultad de Farmacia y Bioquímica, UBA). Investigador Asistente del CONICET (IBIMOL) y en el Hospital Universitario de Friburgo (Alemania). Especialista en el estudio de los efectos de la contaminación del aire urbano sobre la salud.

Timoteo Marchini

Politóloga (UCA). Magíster en Desarrollo Internacional (Sciences Po). Especialista en evaluación de políticas de cooperación internacional y movilidad humana asociada al cambio climático.

Tamara Ulla

Profesora Titular (Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, UBA). Investigadora Principal del CONICET (CIMA). Vicepresidenta WGI (IPCC). Coordinadora de Pampa Azul (MINCyT).

Carolina Vera

Licenciado en Economía (UBA). Consultor en Energía, docente y divulgador. Cofundador de Ahora Qué?

Juan Ignacio Arroyo

Magíster en Ciencias Urbanas Aplicadas e Informática (NYU Center for Urban Science + Progress). Especialista en ciencia de datos y movilidad.

Felipe González

Doctor en Ciencias Biológicas (UNC). Investigador posdoctoral del CONICET (IMBIV).

Ezequiel Arrieta

Licenciada en Economía (UBA). Magíster en Economía y Derecho del Cambio Climático (FLACSO). Área de Recursos Naturales (Fundar). Activista en Jóvenes por el Clima.

Ana Julia Aneise

Magíster en Estadística y Analítica (University of Illinois at Urbana-Champaign). Magíster en Física (Instituto Balseiro). Área de Datos (Fundar).

Marcos Feole

Licenciado en Economía (UBA). Magíster en Economía (UdeSA). Área de Desarrollo Productivo (Fundar).

Matías Gutman

Licenciada en Ciencia Política y Gobierno (Universidad Torcuato Di Tella). Área de Desarrollo Productivo (Fundar).

Ángeles Sancisi

Licenciado en Administración (UBA). Magíster en Finanzas corporativas (UdeSA). Fundador de GRIDX.

Matías Peire

Doctora en Neurociencias (Universidad de Ámsterdam). Socia de GRIDX.

María Renner

Ingeniero Industrial (ITBA). Socio de GRIDX.

Federico Marque

Estudiante de Licenciatura en Ciencias Ambientales (UBA). Activista en Jóvenes por el Clima (CABA). Divulgador ambiental. Representante de JOCA en COP26.

Gastón Tenembaum

Licenciada en Biología Molecular (UNSL). Becaria doctoral del CONICET (IQUIFIB). Diplomatura en Ambiente y Sociedad (CLACSO). Activista en Jóvenes por el Clima (San Luis).

María Luz Eggel

Licenciada en Biología (UNLP). Diplomatura en Bioestadística aplicada. Técnica en la Dirección de Cambio Climático (Ministerio de Ambiente). Activista en Jóvenes por el Clima (La Plata).

Priscila Bulnes

Estudiante de Licenciatura en Ciencias Biológicas (Universidad Favaloro). Coordinador del proyecto Favaloro Ambiental. Activista en Jóvenes por el Clima (Chubut).

Dante Borzone

Estudiante de Ciencias Políticas (UBA). Autor de La Generación Despierta. Miembro del Consejo Estratégico Democracia 40 (CIPPEC) y de Generation Climate Initiative. Activista en Jóvenes por el Clima (CABA).

Bruno Rodríguez

Pablo González

Estudiante de Licenciatura en Artes de la Escritura (UNA). Equipo contenido y editorial EGLC.

Juan Cruz Balian

Diseñadora gráfica (UBA). Equipo de diseño EGLC.

Belén Kakefuku Del Solar

Diseñador gráfico (UBA). Cofundador de EGLC.

Juan Manuel Garrido

Licenciada en Letras (UBA). Diplomatura en Industrias culturales en la convergencia digital (UNTREF).  Equipo editorial EGLC.

Guadalupe Sendra

El equipo que hizo este libro.

Los conceptos clave que necesitamos para comprender el desafío de de diseñar un futuro verde.

Síntesis gráficas de Clima

En este libro nos proponemos desentrañar la maraña de información que se encuentra disponible, para entender cómo llegamos hasta acá y a dónde nos estamos dirigiendo.

0. Prólogo

1. Escenarios

2. Sistemas

3. Experiencias

4. Epílogo

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Clima

Biological Sciences PhD from Buenos Aires University. She dedicated more than a decade to scientific research in Molecular Biology. Works in education and training teachers. She is dedicated to communication in topics related to science, public policies, health and the use of evidence.

Guadalupe Nogues

Chemazzo

Project leader | Biologist | Co-founder of El Gato y La Caja | Co-founder of ABRE

Design direction | Designer | Co-founder of El Gato y La Caja | Co-founder of ABRE

Juama Garrido

Content advisor | (Almost) Philosophy graduate from the University of Buenos Aires | Author of "Cómo funcionan las cosas" | Writer in La Nación newspaper 

Valentín Muro

Project Manager | Communication graduate from the University of Buenos Aires | Co-director of Chanchajistán | Campaign leader at ABRE

Javier Sendra

www.morochoestudio.com | Leandro Salvadores, Maria Neyra

Morocho Estudio | Editorial design

Facundo Alvarez Heduan, Ezequiel Calvo Roitberg, Azul Damadian, Valeria Sanabria

El Gato y La Caja | Digital campaign

Rodrigo Catalano, Javier Goldschmidt, Laura Gonzalez, Flor González, Marcos Romero

ABRE | Design and development

Correction team

The team that made this book

Thinking with Others is a practical analysis of post-truth that goes from the everyday and personal to the political and social. This book proposes an introspective journey about the way we see and analyze the world, and through this journey an opportunity to begin to restore the bonds that post-truth stole from us.

A survival guide for the post-truth era

Introduction

How we know what we know

Unintentional post-truth

Intentional post-truth

Fighting, surviving, prevailing

Epilogue

Thinking with others

Nació en Buenos Aires el 3 de junio de 1984. Publicó los libros de cuentos Las fauces (2015, 800 Golpes) y Simple e imperfecto (2017, EGLC), y la novela Ministerio de Invierno (2020, EGLC). Cursa la Licenciatura en Artes de la Escritura en la Universidad Nacional de las Artes y es miembro del equipo editorial de El Gato y La Caja.

Editorial

The Negra, Melina Belén Agostini, Juan Manuel Garrido, Belén Kakefuku

Diseño

El hielo guarda secretos. ¿Qué historias insisten en permanecer ocultas? ¿Cómo llegó todo a salir tan mal?

Mapa Interactivo

Una carabina antigua, un pasado de oficina, un mazo de tarot. La pausa es una incursión a la parte más fría de un planeta enmudecido. Una novela bajo un sol indiferente, que comienza a despertarse.

Cruzá al otro lado. Adentrate en La pausa.

La pausa

Médico especialista en Psiquiatría. Se desempeña como psiquiatra y director en el Centro Integral de Salud Mental Argentino. Fue residente del Hospital Borda, y psiquiatra y psicoterapeuta en la Fundación Foro. Es investigador del IBCN (Instituto de Biología Celular y Neurociencias) y docente de grado y posgrado de diversas instituciones (Universidad Austral, Fundación Foro, Universidad de Buenos Aires). 

Ángel Gargiulo

Guadalupe Sendra, Juan Cruz Balian, Alejandro Dawid

Edición

Melina Agostini, Belén Kakefuku Del Solar, Juan Manuel Garrido

Revisión

El pdf de ejercicios de salud mental basados en evidencia para que practiques herramientas concretas para mejorar tus relaciones interpersonales, regules tus emociones y trabajes en tu proyecto de vida. 

El cuaderno, acá.

Salud mental basada en evidencia. Un libro y un cuaderno de ejercicios repletos de conceptos y herramientas para sumar bienestar a tu vida. Porque no está mal estar mal. Y porque siempre podés estar mejor.

Una experiencia digital de salud mental. Indicadores del bienestar y autoevaluación para visualizar cómo estás y cómo estamos

Experiencia Digital

Todo bien

Introducción

Una vida valiosa

Las olas

El equilibrio

Bibliografía

 Compartí conceptos y herramientas para el cuidado de la salud mental.

Comunicación

Articulos ilustrados sobre los temas que nos interesan

Newsletter

COMUNICACIÓN

Oh, la humanidad

Newsletter Clima

Un proceso abierto

Proyecto Clima

Ezequiel Calvo Roitberg

Alejandro Dawid

The Negra

Rocío Priegue

Florencia González

Valeria C. Sanabria

Pablo A. González, Facundo Álvarez Heduan, Dardo Ferreiro, Julieta Habif

Emma Coso, Guido Cicuttin, Azul Damadian, María Belén Kakefuku del Solar

Javier Goldschmidt, Agustina Nahas, Laura González, Nicolás González

Tecnología

Todos los elementos de la tabla periódica en un libro a 4 tintas en papel ilustración. Más de 90 autores presentan un texto por cada elemento, en los que cuentan, explican o simplemente juegan con las palabras para transitar la tabla de una forma nueva. Un libro diseñado para navegar de forma científica y literaria la tabla, esa pieza editorial que le da orden al universo.

118. El universo en una tabla es un proyecto abierto y colaborativo. Un intento por abarcar el universo y contarlo entero. Pero de a pedacitos.

Ahora, también en tus oídos

Audiolibro: 118. El Universo en una Tabla

Un libro sobre el universo y todo lo que nos rodea.

118. El universo en una tabla

Es Licenciada en Antropología y Doctora en Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Investigadora del Conicet en el área de Antropología Biológica. Estudia el desarrollo del cerebro y cómo diferentes factores pueden influenciarlo. Es también docente en la UNLP y la Universidad Nacional Arturo Jauretche (UNAJ).

Jimena Barbeito

Es Doctorando en Comunicación en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), Magister en Sociología de la Cultura y Análisis Cultural, egresado de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) y licenciado en Comunicación Social por la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ). Periodista de ciencia y sociedad en el diario Página/12 y productor periodístico en La Liga de la Ciencia (programa emitido por TV Pública Argentina).

Pablo Esteban

Valeria Sanabria, Juan Cruz Balian, Guadalupe Sendra, Mónica Diessler, Mariana Smulski, Alejandro Dawid

Juama Garrido, Belén Kakefuku Del Solar, Azul Damadian, Melina Agostini

El equipo que hizo este proyecto.

¿Qué pensamos sobre nuestra vida? ¿Qué queremos para nuestra muerte? Algunas coordenadas para saber dónde estamos... y dónde están los demás.

Usted está aquí

El objetivo de este proyecto es sacar lo sagrado a la luz. Pasear por afuera del templo y ver a dónde nos llevan los pasos. El camino puede estar hecho de oro y conducir a una lápida. El camino puede estar sembrado de lápidas y conducir al oro. Distintas culturas a lo largo de la historia considerarán que lo sagrado son las lápidas, el oro o el camino. Este proyecto propone que nada de ello lo es: si existe algo sagrado, acaso sean los pasos.

Charlamos con Jimena Barbeito y Pablo Esteban, autores de los dos libros que componen Profano.

Salimos del templo

Un paseo por afuera del templo

Profano

Libro de la vida

Libro de la muerte

Un conjunto de experiencias para conocer la conciencia y sus fronteras.

Los ciegos de la conciencia

Este libro define y propone lo que pueden ser las próximas herramientas para resolver, finalmente, uno de los enigmas más insondables para la humanidad: el enigma de la conciencia.

Un viaje por las conciencias y sus fronteras, una exploración y una propuesta de expandir esos límites tan elusivos. Ahora en youtube.

Ahora tambien en Youtube

El club de la conciencia

El Nudo

Estudió Física en la Universidad de Buenos Aires y Neurociencia en la Universidad de Frankfurt. Trabajó como investigador en el Instituto de Neurociencias de Holanda y en el Instituto del Cerebro y la Médula Espinal en París, Francia. Publicó cerca de cien artículos científicos sobre las bases neuronales de distintos estados de conciencia. Actualmente es profesor en la Universidad de Buenos Aires y en la Universidad Adolfo Ibáñez, y director del Laboratorio de Conciencia, Cultura y Complejidad de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (UBA).

Enzo Tagliazucchi

Pablo González, Juan Cruz Balian, Guadalupe Sendra, Sergio Barberis, Alejandro Dawid

Melina Belén Agostini, Belén Kakefuku Del Solar, Juan Manuel Garrido

El nudo de la conciencia

Buenos Aires, 1º de marzo de 1984. Doctor en Biología, docente de la Universidad de Buenos Aires e investigador del Conicet. Trabaja principalmente con virus. Es miembro de El Gato y La Caja, donde se destacó como conductor de "Coronavirus | Breve podcast de la pandemia" y colabora con otros medios gráficos y audiovisuales. No sabe predecir el futuro. Los domingos se viste de domingo, como corresponde.

Juan Manuel Carballeda

Florencia Fernández Chiappe

Pilar Ferrería

Dardo Ferreiro

Melina Belén Agostini Medina

Luego de la llegada del coronavirus a Argentina, nos llegaron muchas historias de anécdotas que les pasaron durante esta pandemia. Leé todas las anécdotas, y dejá la tuya.

Anécdotas pandémicas

Un recorrido por las grandes epidemias de la historia de la humanidad. La viruela, la gripe española, el cólera, la peste negra y otras tantas veces en las que tuvimos que encontrar la manera de sobrevivir.

Carba nos desafía a una trivia. ¿Cuánto sabes de pandemias?

Carbatrivia | Breve trivia de las epidemias

Fiebre

Fiebre | Breve Colección de Epidemias

Buenos Aires, 1º de marzo de 1984. Doctor en Biología, docente de la Universidad de Buenos Aires e investigador del Conicet. Trabaja principalmente con virus. Colabora asiduamente con El Gato y La Caja, así como con otros medios gráficos y audiovisuales. Es columnista científico en Radio UBA y FM La patriada. La mayor parte de las cosas que hace son para que dejen de decirle que camina gracioso. Camina gracioso.

Melisa Wortman

Historias de todo el mundo atravesadas por la ciencia y narradas por Juan Manuel Carballeda en un libro ilustrado y diseñado por The Negra. Un libro con 183000 kilómetros de historia que nos muestran el lado más humano de la ciencia. Narraciones de ciencia por y para humanos, viñetas del quehacer científico chequeadas por una historiadora.

Breve Atlas Anecdótico de la Ciencia

Dra. en Psicología. Investigadora del CONICET y Profesora en la UNMdP.

Mariana Cremonte

Lic. en Psicología. Dir. del Centro de Estudios en el Fenómeno de las Drogas y Problemáticas Asociadas de la UMSA, y de Abordajes Territoriales en la SEDRONAR.

Juan Carlos Mansilla

Lic. en Psicología y Dr. en Ciencias Biológicas. Investigador del CONICET y Profesor en la UNC.

Ricardo Pautassi

Lic. en Psicología. Profesor e Investigador en la UNLa y en la UBA.

Daniel Russo

Un Libro Sobre drogas es un proyecto sobre ciencia,política y la relación entre las sustancias psicoactivas y nosotros, las personas. Tiene por objetivo desnaturalizar prejuicios y cuestionar costumbres. Como proyecto busca generar espacios de discusión sobre la manera en la cual desarrollamos las políticas públicas de drogas.