La alarma suena cada cinco beats. Los cuento mientras la luz va pasando del modo descanso al modo vigilia, haciéndose cada vez más blanca, incandescente. No pude pegar un ojo y lo único que quiero es dormir. Al llegar a una fracción, la alarma empieza a sonar cada un beat, subiendo el volumen hasta hacerse insoportable. Me levanto de la cama para que deje de sonar. La cama se repliega y deja paso a la mesa y el sillón. Ingreso al cleaner para intentar despabilarme. El vapor se me cuela por los poros y siento cómo el sistema de presión y desintegración me vacía la vejiga y el intestino. Salgo una vez terminada la limpieza pero el cuerpo me pesa, los ojos me arden y mi estómago gruñe. Le pido una ración de alimento C al xpenser y me tiro al suelo para masticar la pasta blanda. Termino de comer y me quedo acostado en el piso frío que me calma el dolor de espalda. Cierro los ojos e intento relajarme.
—Buen ciclo, Naroto. ¿Ya se encuentra listo para ingresar a HumanLife?
La voz asquerosamente amable de esa máquina de mierda me pone los pelos de punta.
—No voy a entrar en este ciclo.
—Recuerde que si no ingresa a HumanLife tendrá una penalización que se descontará de sus credits acumulados.
—No me importa. Descuéntenme lo que quieran. No pienso moverme de acá en todo el ciclo.
Escucho el sonido de mis credits disminuyendo. Me doy vuelta y me acuesto boca abajo. El frío del piso en la cara, en la panza, en los huevos, me relaja. Siento mi respiración que se va calmando y mi pecho se aplasta, se desparrama. Y los ojos descansan, los párpados caen cada vez más pesados.